Paralelamente a los esfuerzos para mantener los más elevados niveles, en nuestra actividad siempre nos hemos empeñado en que nuestros productos y establecimientos generen el menor impacto ambiental posible.
Desde el control de las emisiones y del consumo energético hasta la recuperación de los residuos industriales, nuestro modo de trabajar siempre se ha fundado en principios éticos profundos y concretos para salvaguardar nuestro hábitat, para alcanzar una calidad de vida superior para nosotros pero sobre todo para las generaciones venideras.
Nuestros esfuerzos se orientan a la reducción de los consumos y de las emisiones, por otra parte con igual compromiso nos dedicamos a la sensibilización sobre la que consideramos la realidad ecosostenible más plausible: el empleo del gres porcelánico. La directriz principal que identifica un material como ecológico, efectivamente, no puede ser otra que la duración del producto, en modo de limitar el costo energético necesario para la producción del mismo producto.
La durabilidad del gres porcelánico en esta perspectiva se extiende en un ciclo de vida de por lo menos 50 años (TCNA Study of Floor Covering Costs, 2006) con costes de manutención mínimos. Sus propiedades físicas lo hacen no absorbente e inerte (no libera sustancias tóxicas) contribuyendo en gran medida a la salubridad del hábitat.